Se dice que el liderazgo implica a más de una persona, quien
dirige (el líder) y
aquellos que los apoyen (los subordinados) y permitan que desarrolle su
posición de forma eficiente.
Los mejor líderes son aquellos que son visionarios, que son capaces de comprender las situaciones productivas
para la empresa antes de que estas se presenten, son innovadores y están a
favor del cambio
Podemos poner como ejemplo a Bill Gates, un frustrado estudiante de
Harvard, que gracias a sus cualidades de líder fue capaz de fundar una de las
empresas más importantes en el sector tecnológico, Microsoft y, gracias a las
decisiones que supo tomar y a que consiguió que empresas influyentes confiaran
en él, se convirtió en la persona más rico del mundo.
Pero tener una buena idea no basta para convertirse en líder, es
necesario saber llevarla a cabo y convencer a los que te rodean de que dicha
idea es el mejor invento en el que se haya pensado jamás y que tiene como
objetivo resolver nuestros problemas más importantes
por otra parte tener la capacidad de comunicación. No sólo saber expresar claramente las
ideas y mandatos, sino también saber escuchar y tener presente lo que piensa
cada individuo que forma parte del grupo que se representa. Además, como lo
definen Salovey y Mayer,
es fundamental contar con inteligencia emocional. Es decir, con la habilidad de
conducir los sentimientos y emociones de uno mismo y de los demás y utilizar la
información para conseguir el objetivo fundamental del
grupo.
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